La palabra sistema
es desde hace algunos años, una de las palabras más
utilizadas por todas las personas en toda la sociedad, al referirse a
la modernización tecnológica que han sufrido las organizaciones.
Expresiones como “se cayó el sistema…”,
“no hay servicio, porque no tenemos sistema…”,
“Es culpa del sistema…”, han sido muy comunes
al momento de fallas, fallas que en un gran porcentaje son humanas, pero
que utilizan estas frases para salir del embrollo ante el usuario.
Ahora bien, que pasa si el sistema nunca falla, o
cuando la falla no se nota, entonces, las operaciones de la organización
se realizan sin problemas, sin demoras, pareciera que el sistema es algo
mágico, algo transparente, no se ve, pero se sabe que esta ahí.
Aquí esta el secreto para obtener un buen
sistema y es el análisis y diseño del mismo, este proceso
requiere de mucho tiempo ya que hay que conocer la organización
en donde se va a crear o mejorar el sistema, a demás, se debe contar
con el aval de la dirección general de la organización.
Antes de entrar a observar las diferentes formas
de diseñar un buen sistema hay que saber que es un sistema, como
esta estructurado, como se comporta y sobre todo como se controla.
Nuestros sentidos no nos permiten estudiar un sistema
en toda su totalidad, solo vemos parte de él e intuimos lo demás,
por ejemplo, cuando vemos una mesa, en realidad estamos viendo el frente
de la mesa, pero no estamos viendo su parte trasera, o la parte de abajo
de la mesa, pero si la intuimos, porque conocemos el diseño de
la mesa. Es por esta razón que un diseño no lo realiza una
sola persona, siempre se trabaja en equipo, para que no se escapen los
detalles, que en algún momento son los que generan las fallas.
Un buen diseño puede soportar y adaptarse
a los cambios del tiempo. Un sistema que no es capaz de adaptarse tiende
a desaparecer. Hay que estar conscientes que todo sistema cumple un ciclo
de vida, que en muchas ocasiones es mayor al ciclo de vida del ser humano.
Una definición
clásica es la siguiente: Un sistema es un conjunto
de elementos interdependientes que interactúan entre si, en busca
de un objetivo común.
Un sistema esta compuesto por un grupo de elementos
de entrada, un grupo de elementos que realizan los procesos del sistema,
y un grupo de elementos resultantes que son las salidas o productos del
sistema. El espacio del sistema esta delimitado por su medio ambiente.
Todos los elementos que no afectan directamente al sistema hacen parte
del entorno.
La siguiente gráfica describe los elementos
y el espacio de un sistema.
A continuación, se pueden observar varios
ejemplos de sistemas, vistos desde este enfoque entrada – proceso
–salida:
Este enfoque es muy utilizado por todas las personas
que se inician en el estudio de los sistemas, siendo muy útil como
lo cita el profesor Johansen, “este enfoque produce la ventaja de
identificar claramente los sistemas y los subsistemas y estudiar las relaciones
que existen entre ellos, permitiendo así maximizar la eficiencia
de estas relaciones sin tener que introducirse en los procesos complejos
que se encuentran encerrados en esas cajas negras”.